Gabriel Salvador, antes de nacer, y por treinta y ocho semanas fue PalínFën, una semilla que volvía a la tierra y comenzaba nuevamente un ciclo de germinación, siendo que de alguna mágica forma él ya había vivido antes una vida.



Semilla, otra vez... La primera historia...


miércoles, 4 de mayo de 2011

PalínFën (semilla otra vez)

Prefacio

He nacido sin nacer aún.
Pasé bastante tiempo naciendo antes de convertirme en lo que soy: algo.
Algunos llegan traídos por pájaros desde otros continentes o desde otras galaxias.
Otro llegó en un paracaídas, un verdadero artista.
Yo más bien aún no llego, pero ya estoy. Y mi viaje fue largo y aún lo es.
Aún no sé bien que me trae o me lleva; pero el viaje es aún más bueno cada día,
Y qué decir por las noches oscuras.
Son barrios difíciles. Son tiempos complejos. Mi reloj de vida avanza más rápido que el de la muerte y eso que aún no lloro.
He visto de todo acá en mi nave submarina viajante, menos el sol y a mis padres.
Algunas veces dije adiós, pero me quedé.
Espero siempre poder hacer lo mismo.
Bueno. Pero mi viaje no ha sido sencillo. Sin paraguas ni paracaídas es más difícil poder ser alguien o algo en esta vida que tengo.
Al final, nací pero no tanto. Espero poder hacerlo pronto.
Un medio de energía necesito para poder seguir haciendo andar mi nave.
No quiero nada ni nadie que pueda ser contaminante o repugnante.
El mundo es muy pequeño acá y las huellas afloran, de carbono, de tiza, de papel. No hay peces ni heces como en otro mundo afuera.
Hay más bien vida por todas partes y el sonido de un tambor que nace de mí y perturba el ruido que viene de lejos.
Sigo naciendo y nacen cosas dentro de mí. Afloran partes y me doy vueltas. A veces todo me da vueltas.
Cada vez que doy un paso hacia el crecimiento, lo doy, también, al nacimiento. Así podría ser siempre la vida y, ojalá, la muerte. CAMINANDO ME MUERO.
Mi viaje no es hacia arriba ni hacia abajo. No tengo un cohete ni un paraporrazos. Mi nave sólo viaja avanzando y retrocediendo.
A veces se queda en un sólo lugar durante mucho tiempo y aún así sigo viajando. Me gustaría ver un árbol o una flor, aunque también me gusta nadar vertical. A veces sueño, a veces duermo, a veces me agito.
Ven, he nacido para seguir naciendo y viajando.
Lo más cercano son los muros, aunque me atrapan son acogedores y eso que están por todos lados. Tengo muros arriba y abajo, pero me gustan. Estas paredes me permiten nacer y viajar. Son una encantadora celda de agua.
Y son mi nave y mi prisión.
Como dije antes, el sol no me deja ver la noche y menos el día. El viento pasa por fuera aunque me siento fresco. De polvo o tierra no sé nada, menos de la tarde y de su luminosidad plomiza. Sin saber muchas cosas, sé algunas. No sé si importantes o trascendentales. Sé más de lo que debería saber y lo que he aprendido lo he aprehendido de la naturaleza, sabia matrona de manos finas y carita dulce. Madre de todas las madres y madrina de mi nacimiento.
Al menos puedo distinguir quién me ama.
Qué instrucción para la vida! Saber quién te puede matar por la espalda. Qué otra cosa puede ser más necesaria que evitar una muerte prematura. Y me refiero a prematura cuando no lo decide mi madrina, mis manos y vuestra madre. Pero, la muerte es parte de otro viaje.
Aunque mi viaje es peligroso, no quiero pensar en lo inerte de una vida sin ver la luz.
Viaje oscuro y luminoso, torrentoso y tormentoso, aunque hoy viajo sobre algodones. Casi sin saber que viajo, camino, esquivando obstáculos y mariposas, cosquillas y costillas.
Ese es el inicio de mi historia. Un breve espacio en el estar, en el aquí y el ahora o el cuando. Un relato sencillo, oneroso; cristalino como lo que me rodea, nacer de lo nacible, noblemente necesario.


Si tan sólo

Si me dejaran tan sólo, y por unos instantes, respirar.
Respirar fuera de este descanso lunar, oxigenar mi tiempo.
Tan sólo unos leves segundos de esta vida que ya es.
Me hablarían las flores?
Podría ser colibrí de mar?
Tomaría las manos de los árboles y la cintura de un cerro
Ensombrecido por el eclipse de los peces.
Y danzaría.
Podría pintar las lámparas del azul por las noches?
Trataría de encontrar aquello que perdió mi padre:
La esperanza, un alicate de óxido y el descanso de otra época.
Algo así como un renacimiento de la historia.
(Hablo de renacer cuando el nacimiento me aún es ajeno)
Pero, viene el viento y agota las distancias,
Me vuelve a sumergir en este abismo sin fin ni espacio.
Qué es una vida a medias?
No es una muerte a medias?
Mi vida es a medias porque aún se está completando,
Como la de aquellos pájaros del patio, como la vuestra,
Pero, a un nivel medicinal y telúrico ineludible.
Qué suerte la mía!
Vivo para seguir viviendo o naciendo;
Como tomar segundos prestados y seguir.
Vivir sin contaminarme, sin calendarios ni patrones;
Hoja a hoja, lisonja a flor, paisaje a mar.
Tal vez un aroma, un sonido metálico destructor,
Como de fuegos centelleando en la nube del olvido.
Pero, aquí estoy. Esperando. Esperando ese lapso;
Con la vista tras ese túnel insípido, hacia la luz de lo imposible.
Un nuevo viaje aeroplanetario o aeroplánico por las planicies
Placenteras de otra placenta plena de plausibles
Metrallas insostenibles.
Sumar tiempos como sumar luchas, caídas y sueños.
Aunque me negaran suertes temporales;
Los trenes no detienen su andar ante los imprevistos de la vía,
Y arrollan y arrastran todo a su pesado paso: vidas y muertes,
Vacas y chimeneas, fichas y serpientes, árboles y gritos.
Un breve espacio fuera de mi encierro tierno,
Cual tregua entre el torturador y su víctima para un café.
Un segundo de admiración y temple externo
Para reordenar lo que viene y mis asuntos:
La billetera con monedas y los zapatos sucios,
La guitarra sin la primera cuerda y mi pelo.
Pero, aquí estoy, naciendo desde una oscuridad inventada,
Como avión de papel o el color de los muros.
Esperando ese minuto de ver el sol, el minuto navideño.
Espero que un tractor caiga del cielo por peinar los arreboles;
Que un barco se hunda y toque la atmósfera para respirar;
Que vuelen cien palomas en la gruta del espanto.
Espero que el mar deje su beso marino en aquella roca,
Que el río moje la lluvia y se estire en su lecho.
Espero, con paciencia abisal, con locura cósmica.


A un metro de la locura

Hey, tú, que caminas pintando el valle…!
De dónde vienes?
Cómo es que andas desnudo y sin metales en los brazos?
Como te permites esa libertad de mirar todo a tu paso,
Menos a mí ni a la gente triste que me rodea?
Perdiste la cordura?
Perdiste la locura?
Qué viste en aquella plaza que pasaste cuadras atrás?
A un loco buscando a dios?
A un vagabundo feliz?
O tu ánimo es reírte de mí y los automóviles?
Me haces enojar y después te vas como cuerpo al sepulcro,
Cual madera fría buscando el calor del fuego.
Me parece insostenible esta conversación y tu desparpajo
De estar acá en mi mundo sin zapatos ni reloj.
Tampoco traes agujas ni termómetros.
Sabes tú que me puedes contaminar o contagiar?
Lo último que quiero es enfermarme venéreamente
De tu falta de vergüenza y decoro.


El balancín

Allá viene cantando un gato cantor.
Dejó su ronroneo y su dieta mediterránea
De peces y ruidosos roedores.
Miradlo como mueve su cola,
Como enhebra melodías y sones de su patria.
La tierra de los gatos.
No podría ser la tierra de los perros,
Ellos la dejaron por una apuesta,
Además ellos no cantan, sólo bailan.
Este gato aprendió su oficio de cantor
Mirando el mar por las noches.
Primero aprendió a silbar,
Como el viento entre los árboles.
Después caminó y movió la cola.
Luego aprendió a cazar,
Cazaba mariposas para construir arpas
Y luciérnagas para iluminar el mar.
Luego cantó.
Laralirila, como un tornasol.
Adiós, gato cantor,
Sigue paseando tu canto canino.


Has visto caer la lluvia

Estás más grande hoy, PalínFën
Te ha hecho bien el tiempo de llovizna.
Cuánta lluvia ha caído desde la última tormenta!
Es como si los siglos se nos vinieran de repente
Y nos cercenaran de oro los cuellos y las pestañas.


Estos son los años del fin del holocausto religioso,
Muchos ya lo predijeron.
Se nos acaba la dependencia de algo que nos ataba
Y que nunca nos propuso una solución a nuestros problemas humanos.
Tenemos que velar cada uno por nosotros mismos
Y nosotros mismos velar por los demás.
Lesa humanidad!
El creador omnipotente es el hombre y sus torpezas de hombre.
Las cadenas del destierro y el exilio se han cortado.
Se rompe el yugo de la veneración absoluta a lo increíble.
Se instalaron las montañas rusas y los casinos.
El circo humano tiene su propio tiempo.
Empresarios y rugbistas por doquier, luchando por un cerebro.
Militares y adoquines, por aprender a leer.
Somos nuestros propios oradores e imágenes paganas.
La cruz y sus cuchillos se han buscado otro altar en otro tiempo
(Tal vez más en el futuro)
Debo asistir a mis hermanos que se derrumban como sal
Han caído en cuenta que siempre han estado solos
Y que su limitación al encierro de rodillas con sus velas y vitrales,
No ha sido más que continuar el yugo emperador de otras naciones.
Ave César,
Ave María con sus aleluyas,
Ave que cantas sobre el madrigal,
Ave que vuelas en busca de perturbadores,
Ave, ave marina que nunca conociste la montaña.
Todas las aves son libres, dejémoslas volar,
Que para eso han nacido.


Pero, sigue lloviendo.
Lástima que no puedas ver la lluvia,
Ver el agua rompiendo plantas y animales pequeños,
Ver la lluvia como limpia las aceras con sangre,
Ver las caras de los niños,
Ver las caras de las mujeres
Y las caras de los hombres.
La lluvia los afea, PalínFën,
Es la realidad.
Se les caen sus estucos y perfumes en oleadas de granizo,
Se despeinan sus cabellos cual caballo al galope,
Su ropa estila tormentas y sus zapatos modernos
Pierden el brillo, la luz y su espejo.
Tú tienes tu propia lluvia, tu propio río y tu propio mar.
Puedes chapotear, nadar y correr
Hasta volar.
Si no puedes ver caer la lluvia, siéntela entonces,
Podrás oírla zumbar las ventanas,
Podrás tocarla con tus pies pequeños,
Podrás dibujarla en tu cuerpo.
Has visto caer la lluvia, PalínFën?




Por qué corren?

Desde hace un tiempo corro, sin darme cuenta, corro.
Todos corremos.
Este viaje es una carrera, no es placer.
Me llevan, me traen, me dejan. Corremos.
Es tarde y se descansa.
La maratón de la vida afuera es muy ardua.
Todo es tiempo. Hay que comprar tiempo,
Hay que vender tiempo, hay que cuidarlo.
La división del tiempo, en horas y segundos carcelarios,
No fue más que la parcialidad de una medición
Para las futuras competencias.
De pronto estoy corriendo.
Todos lo hacen, pero, por qué corren?



Tríptico de lluvia


Viaje de plantas, amapolas; de nave y destierro
Florecerá la aurora con tu canelo llamativo?
Con tu andar madrigal de primavera?
Se va el tríptico.

I (Primera)

Detengo el andar a una orilla del camino,
Escudriñan mi vida mínima en segundos.
Me observan, me quieren ver, quisieran agarrarme.
Quieren que sea a su antojo, en su estilo.
Más no sé que ser, sólo quiero ser.
Existir más que hoy, más que ayer.
He abandonado sueños y disfraces.
He enmudecido como una flor ante el frío.
Sigo siendo el que he de ser,
Aquel que ha de nacer en un futuro próximo;
Prójimo futuro despiadado y sin corazón.
Hoy, ciertos temblores han remecido mis sienes,
Han despeinado mis dos cabellos.
Han provocado la furia de mil volcanes
Sobre mi nave detenida en el recodo;
Pero, es sólo el viento con su resplandor nocturno.
Con su paso cabizbajo por la soledad de la noche.
A su paso botó ramas y parajes,
Linternas y andariveles; satélites y estrellas.
Qué noche de tiempo y qué invierno de adelanto
O retraso nos mandaste, madre!
Sentí la brisa del silencio.
Oí el rumor de los peces en el río,
Pude tocar tu llanto en el espacio.
Fiera noctámbula que vomitaste espanto,
Que sacudiste en ira a mi pueblo triste.


II (Segundita)

Ay país, país colonial de servidumbre oscura
Sacude tus alas y eleva el vuelo
Vomita el llanto y escupe el oro
A tus matones de cuello y corbata.
Te quieren desangrado como animal.
Te quieren seco como un desierto en el mar.
Te han atravesado con cuchillos de lado a lado
Todo lo roban y lo reparten entre pocos.
La nada que queda es para miles y millones.
Qué justicia existe para los mercaderes del reino?
Para los andamios y sus albañiles?
Para las dotes y los pescadores?
Mínimo plato de espagueti y nuggets.
Sobre los muros de la patria, su cielo triste,
Sus hombres sencillos y sus muros cerrados.
Sin ventanas.
Vengo a instaurar la justicia,
Vengo a reventar la desigualdad
Vengo a vengar lo imposible
Vengo a sus montañas rusas a desviar los carros
Vengo a su circo a soltar las fieras
Vengo a su sistema para desequilibrarlo.
Vengo de otro lugar lejano a vivir
Vengo de otro lugar lejano a morir
Vengo, pero aún no llego.
Vengo para quedarme entre ustedes
Vengo porque es tiempo de sembrar
Vengo porque nada tengo
Vengo porque nada quiero
Vengo porque es el destino
Vengo por una estrella cósmica
Vengo sobre una golondrina antigua
Vengo a buscar lo nuestro.
Vengo a escarbar mis sueños y los suyos
Vengo, madre, porque me llamaste.



III (No hay segunda sin tercera. HUIJA!)

Mi viaje detenido en el tiempo.
Te he buscado por todas las aceras.
Te he hallado en todos los senderos.
Me he mentido encuentros
Y he escondido tu retrato.
Pero, sé que estás afuera.
Sé que mi barco se diluye como sal.
Pero, aquí estoy,
Detenido en el umbral del siglo sin dios
A merced de unos locos pseudopatriotas gobernantes,
En el vaivén de las olas de la calle.
Te busco.
Te busco en los hospitales y en la ausencia,
En el valle y en la gruta,
En los bares y en los cementerios.
Te busco de noche y día,
De tarde y de en cuando,
Y a veces te busco para que me encuentres.
Y me quedo.
Me detengo a un lado de este camino,
Aflojo mi nave y espero.
Te espero a que me encuentres,
A que distraigas mis amaneceres,
A que consueles mi canto.
También te busco.
Te miro a lo lejos.
Qué amarga la espera del zorzal ante la muerte,
Cuando la bala escupe pólvora asesina

Soy yo el que te espera
PERO, QUE TAMBIÉN TE BUSCA EN LO PERDIDO.
Vengo de la montaña hasta tus ojos;
Desde mi sonrisa hasta tu lago;
Desde mi piel hasta tu nave.

Soy yo, el que estoy, pero que no ha nacido aún,
La semilla vuelta a la tierra,
La lava en el fondo del mar.
Un relámpago en el sol,
Una lluvia de noviembre

Soy yo, el constructor de mi nave marina,
El que espera encontrarte,
El que esperas.

Soy yo, el de mayo en agosto,
El de la embarcación en el desierto,
El de la estrella en el río.

Soy yo, el cardinal punto suspendido,
El polo opuesto a la luna,
El meridiano paralelo de las gaviotas.

Soy yo, el alfa y la risa de la tarde,
El lázaro naciente a la juventud,
La cruz y la espada en la hoja.

Soy yo, el que llama a tu puerta,
A tu ventana
Y a tu vientre.




En mitad del tiempo

Hoy te oí vivir, hijo mío,
Retoño de los besos cansinos.
Te sentí correr por mi corazón.
Soñé que andaba contigo por las altas cumbres.
Sentí latir tu vida como el agua en la lluvia.
Quise escuchar tus pasos en la niebla,
Pero me sentía muy triste.
Estás como espera el cielo,
Claro y puro dentro de tu navío de agua.
Viajando verticalmente o suspendido en tu metáfora.
Pequeño celoso viviente en tu paso rápido.
Gaviota o golondrina de mi plaza,
Telúrico deambular por la arena tibia
De mis ojos cansados de diciembre.
Te veo venir.
Es tu canto.
Tu risa.
Te veo venir alejando el llanto
Con tu aureola de maravillas,
Con tu zapatos de piel
Con tu cabello rizado y los ojos nuevos.
Cada día te acercas.
Tu nave, a veces rauda,
A veces lenta, tendrá que llegar.
Estás a mitad de camino,
Entre el oro y el moro,
Entre la paz y la guerra,
Entre dos ojos abatidos,
Entre la luna y el espejo de agua
Entre la voz y la consternación.
Y vas a ser… ya vas a ser…
Y ya verás…




De perfil al futuro

Hoy te vi, PalínFën!
Estabas más grande, creo.
Aunque a pesar de tu decisión masculina
Se veía borroso tu perfil.
Otra mañana y otra tarde.
Otra noche.
El tiempo se detuvo y ya no llama a la puerta.
Enmudeció el camino y los grillos
Cesaron su canto.
Pero, ahí estabas tú!
Con tu quietud movediza en tu nave de agua!
Con tu sereno mirar hacia el futuro próximo!
Y acá estaba yo,
Con mi inquietud serena en mi barco pirata!
Con mi turbia vista hacia el presente lejano!
Será que nos encontremos aquel día de mayo!
Pero, el tiempo se cansó de andar.
Paró su rapidez extrema y me detiene la vida.
Nos detiene el encuentro.
Nos acicala los corazones.
El tiempo siempre ha sido esquivo,
Como una gota de agua en el rocío,
Como una flor ante una milicia.
Te veo y te siento nuevo.
Sé que estás ahí:
En mi corazón,
En mi pecho,
En mi futuro,
En mi espacio,
En mi sentido,
En mi coraza,
En mi tiempo,
En mi edad.
PalínFën, estás mudando tu apariencia,
Te conviertes en lo que debes ser,
En lo que eres y en lo que serás.
Ya te apareces en mis sueños como un bandido,
Como un relámpago en su corcel de fuego.
Ya pronto cambiará tu nombre.
Estás a medio camino.
Y aunque el tiempo se detenga,
No podrá contra la naturaleza,
Nuestra sana madre y nuestra loca aventura
En tu nave celeste acuática y vencedora.



Vientos de septiembre

Cómo avanza el tiempo!
Estamos ya en diciembre.
Diciembre de dos mil y algo.
Dos milenios de qué!
Así como transcurre el tiempo
avanza la noche y la tarde;
luego la muerte, luego la vida.
Pero, el tiempo corre,
las lluvias vuelan
y el frío no camina.
Se queda intermitentemente
amenazante,
como aquellos días de verano
con sol ardiente.
Miro a través de la ventana
y veo a septiembre en diciembre.
Al frío en vez del calor,
al viento hostil por la brisa tibia.
Qué días nos esperan a la vuelta!
Todo gira en estados de ánimo.
De un pronto la mediatarde se queda
junto al fogón del frío
y a la sopa matutina.
Esperando.
Atrapando (flecha).
Jugando con las nubes y los tiempos.
Dicen que el suelo se abrirá,
que el mar vomitará olas de fuego,
que lo que está de pie caerá
(como el capitalismo).
La mano terrible del hombre
cambia el mundo.
El hombre que se cree dios,
que se cree dueño de los destinos
de otros hombres y la humanidad.
Hace frío, PalínFën.



Otro tiempo

Camino de cara al mañana, a lo nuevo,
Al destino.
Atrás, mi sombra, la pared y el pasado.
Mil cosas se mueven y aparecen,
En un orden determinando la locura.
Pasó el caballero de rojo, las gotas de rocío
Y las manos de carbón vegetal.
Se viene el presente.
Asusta la vida.
Los días se complican, las empresas caen.
El trabajo es cada día más alienante,
Como un televisor en la penumbra de la noche,
Apagado.
Se reúnen muchos recuerdos y se vacían
En una copa de vino espumante.
Chocan vehículos, aeroplanos y copas
En la fiesta de lo que se fue y lo que vendrá.
Se despiden luces hacia el cielo
Iluminando la nube maliciosa y perturbando
La sonrisa de las gaviotas.
Todo cae al mar o sobre nuestros hombros
Dormidos.
Pero, tú descansas.
Te acurrucas y arrepollas dentro de la nave.
Sientes ruido.
Despiertas.
Te mueves.
Bailas.
Nadas como un delfín.
Vuelas como mariposa.
Caminas sobre algodones de dulce.
A veces te siento inquieto.
Sabes, que hoy termina una década?
Que para algunos, dios aún existe?
Que nos inundarán de lágrimas el sur?
Que la utopía aún existe?
Aprovecha tu tiempo de reposo.
Vendrás del mar como las cenizas.
Caerás del cielo como un paracaídas de mármol.
Volverás a mí como ráfaga silente.
Estás, cerca pero cada vez más cerca.
A veces no estás, es decir, te quiero.
A veces eres un murmullo en la noche.
Otras, canto en la madrugada.
Eres.
Quiero unirme a tu nave y viajar contigo.
Ver de nuevo la vida.
Sentir que me esperan.
Que habrá una lluvia de colores a mi llegada.
Mientras espero lo que vendrá,
Una parte de mí despide lo ido.
Pero mi cuerpo entero clama por ti.
Al final tú eres como yo. PIENSO
Al principio yo era como tú.
Ambos esperamos encontrarnos.
Sigue tu viaje, PalínFën.
Mañana será otro año.
Otro tiempo.
UNA NUEVA ESPERANZA.
Otra vida.
Una nueva dicha.



A fojas cero

La vida transcurre difícil.
Les he puesto complicada la vida!
Parece decir, PalínFën.
Y se mofa pateando en su nave de agua.
Ha pasado tanto tiempo,
Detenciones, lentitud:
Pero nunca retroceso!
Navegando voy en mi barca,
En mi velero tibio.
Me muestro y me escondo,
Me aligero y me peso. CENTAVO.
Doy tumbos y bailo principesco.
Tan sólo dos meses y la luz!
Tan sólo dos meses y salgo
De mi capullo nublar.
Mientras, me río y me hipo,
De alegría y son.
Ven, todos me esperan!
Todos me quieren
Y yo me hago el importante!
El difícil,
El presente nublado,
El de la testa milimetral compleja;
El varón de la soledad amiga.

He soñado con la vivienda,
Una caparazón, un hueco de mi árbol,
Un espacio de vuestros corazones.
Y me he alejado de lo nocturno,
Como un relámpago inverso,
Como un porrazo aéreo.
Me he quedado por la vida,
Por lo incierto…
Por la muerte.
Por la estrella y la mañana.
Ver el mundo como tocar el aire,
Como soñar con el ojo en el abismo.

También los espero
Y viajo hacia ustedes.
Viaje detenido de sombras
Y luces de pantano,
De cobija y floridad.
Y canto.
Canto con la vela inquieta
Que ilumina al sol.
Bailo con la primavera de mayo,
En otro lugar, en una inhóspita celda
De calor y penumbras.
Quiero abrir los ojos y soñar.
Estirar mis brazos y pensar.
Soltar los remos y correr.
Quiero vivir afuera,
Con ustedes, con todos.
Con todas las voces todas,
Como un canto hermano.




De paso por el despeñadero

Consternados.
Por un momento tu nave se detuvo
Y surgieron dudas.
Que llegabas, ninguna.
El cómo era el motivo.
Siempre sabemos que así es,
Pero, la ciencia y sus aludes;
La ciencia y la “ineficiencia”,
El no definir…
Tal vez, soy un creyente ambiguo,
Dentro de mis posibilidades de creer.
Un epistolario antiguo de algo extinguido,
Aunque nadie se atreva a decirlo.
Pero, ahí estás de nuevo, PalínFën,
Esperando.
Esperando estamos aquel instante,
Cuando la lluvia nos moje a todos por igual
Y florezcan abrilmente tus ojos.

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬
Sigo nadando, pedaleando.
Mi nave antigua aunque nueva - O TRUENE -
Ha avanzado más que nunca,
Como partículas de miedo,
Como un río de lava limpiando la corteza.
Avanzo y no me quedo.
Cada día me siento más orgulloso de crecer.
Mi paracaídas lunar me lleva;
Me acarrea por rincones húmedos,
Por cielos de marea roja como marcha obrera.
A veces siento molestia,
Siento movimientos y temores ajenos.
Detalles y centellas,
Nimiedades y vulgaridades rencorosas.
Yo canto a la luz
A mi esperanza.
Me has visto, padre, en tu resonido apestante?
Me has visto, madre, con tus ojos de ensueño?
Saben ustedes que vengo.
Saben lo que soy.
Pero, no saben de dónde vengo.
Lo que seré.
Saben que llegaré,
Pero, no saben cuándo…
Saben mucho y al mismo tiempo nada.
Nos amaremos como el sol a la luna esquiva.
Nunca tanto conocimiento ha limitado
Las relaciones humanas.
Conozcámonos significa sigamos creciendo.
Aprehendámonos juntos.


PalínFën, vendrás con tu paraporrazos
Cayendo hacia nosotros alegremente?
Sepas tú, hijo del valle, que ya tienes bautizo,
Tienes ceremonia, canto y guitarra.
Mudarás tu nombre y tus cabellos.
Gabriel, te llamarás!
Salvador, te llamaremos!
Vienes custodiado por dos amores,
Llegas asiduo a la lucha y al canto.
A LA ESPERANZA
Gabriel Salvador, de agua cantarina,
PalínFën, semilla de fuego.




LLEGANDO EN TRES ACTOS


Llegada primera

Y vienes, pero te quedas.
Te asomas por entre los sueños nocturnos
Y te vuelves a dormir en tu nube.
Ya hoy se hace sentir el otoño con su frío invernal
Y me hacen falta ambos, AUSENCIA
Como un árbol a las mariposas
Como una mariposa a la red del amor.
El cansancio se asemeja al sol,
Enorme, tibio, vencedor.
A medida que los días se van
Te espero bajo la higuera.
Pasa una semana y me levanto hacia el portal,
Sin cigarro ni contrabando,
Sobre las piedras del patio amarillo.
A veces preparo algunas cosas,
Le corto el pelo a las hojas,
Lavo el aire con blanqueador,
Saludo a los seniles gorriones,
A veces, nada.
Otras veces me siento,
Otras, corro en pedales.
Así transcurre la vida,
Entre el ocio y el desgano,
Entre la espera y el fusil,
Entre la calma y la brisa,
Entre la prisa y mi palma.
La vida es una bala loca, PalínFën.
Pero, a eso venimos a nacer, hijo;
A llorar, muchas veces y otras tantas a reír.
PalínFën, el mundo te espera casi virgen.
Nuestro mundo te acoge tierno con sus chips.
Tu mundo comienza a construirse,
Cual sueño sobre la montaña,
Cual muro en las mentes capitalistas.



Segunda llegada

Vienes en silencio, gigante,
Como el arrebol de la tarde.
Te iré a buscar
Entre las hojas caídas,
Allí al kilómetro cero,
Ardiente de ciudad,
A esa patria oscura,
ASQUEROSAMENTE BULLICIOSA
Bajarás de tu nave de agua
Al son de las marchas tamboriles,
Envuelto en llanto de vida,
Cubierto de alegría venidera.
Eres el regalo prometido,
Ese que aparecía en las quimeras,
El que dormitaba bajo la luna
Sentado en un crisol andino.
Eres generador de paz,
Alimentador de dicha.
Vienes ya, sin preámbulos,
Como la vida misma,
Como el triste destino,
Como el llanto a los ojos de pobre.
Te acercas raudo.
Oye, PalínFën,
Estaciona tu nave ahí!
Sacude tu paracaídas de nieve
Sobre la acera sucia!


Llegada final

PalínFën, llegaste?
PalínFën, llamaste?
Baja ya de tu anfibio transporte!
Caerás a mis brazos
Bajo la araucaria de la noche.
Hijo del cielo y del sol,
INCA MAPU CÓNDOR DEL BOSQUE
Mayo y sus hojas terrestres
Te acogerán en su hoguera áurea.
PalínFën, mutarás hacia el futuro.
Serás presencia visual de hueso y mar.
Podremos viajar tu llanto y escuchar tu andar.
Te nombramos Gabriel
Te llamamos Salvador.
PalínFën, eres el rocío de la mañana,
Eres mi rostro en tu reflejo,
Eres mi tristeza en tu presencia,
Eres mi vuelta a la democracia de la esperanza;
Disparo hacia el futuro,
Continuidad de mi noche tramposa,
Vocero de los oprimidos.
Flor rebelde de mi jardín humano.
Te nombramos Gabriel
Te llamamos Salvador.
Como telar de alegrías
Tejiendo un remanso en la mañana,
Como la luz que encoge la habitación,
Como la brisa que revolotea en mis árboles,
Junto a los pájaros de rostro indefinido.
PalínFën, eres semilla y volcán.
Fruto de un cabello de agosto,
Un loco agosto.
Eres, en verdad, mis ojos,
Mis manos y mi palabra.
Mayo te espera.
Su segundo día amanece regado con sangre obrera.
Son los mártires de siempre, los que un día vencerán.
PalínFën, eres en verdad, el surco de mi llanto;
Mi herida abierta a la sociedad
SUCIEDAD SU CIUDAD SUICIDAD
Redención de mi castigo,
Llave de mis puertas,
Pestillo del recodo agrietado en los estribos de la noche.
PalínFën, me haces volver a sembrar las hojas con el arado de la tinta.
Me has devuelto el ánima de mi muerte,
Me traes en llamas hacia el poema.
Ubicas las palabras que no he de decir,
como jamás girasol traicionero,
me llevas hacia el olvido del papel y las flores.
PalínFën:
Gabriel, te llamarás.
Salvador, te llamaremos!



Para nacer he vivido
EPÍLOGO A MEDIAS

Crecí bajo el alero tibio del verano,
rodeado de edificios y caracoles,
bajo el bosque humeante de la ciudad.
Me fui sumergiendo literalmente
en esta vida marina de agua
dando bocanadas de aire y fuego feroz.
Me hicieron poesía de la noche
mientras pateaba a las estrellas
y besaba cada mañana.
Pronto me espera la luz
y las tardes del otoño tardío;
las hojas y los lápices,
el amor de lo que es,
lo que fue y lo que vendrá.
Vengo al mundo desde el mundo
porque antes fui semilla,
fui un alboroto en la Tierra,
en otro tiempo y otras luchas.
Vengo hoy al mundo
porque él me llama,
porque mis padres me necesitan,
porque vengo a amar.





NoviaMadre

Tus ojos han dejado una huella en mí.
Me han herido, muchas veces, el alma.
Esmeraldas de mi aliento,
esperanza fugitiva.
Has despertado sueños y cariños dormidos.
Hoy me miran cristalinos,
con paciencia.
Me juzgan de noche, me calman de día.
Se perfuman con la primavera,
se hacen dicha en el quebranto.
Brillan con la luz del hijo venidero
como el rocío en la flor del patio.
Son dos gotas de río,
de mar oculto,
vertientes de vida.
Son estrellas,
luceros clandestinos.
Se enojan reventando en ira.
Son volcanes de lava y llanto.
Son de amor,
como tú, pequeño fruto,
que te verás en aquellos
verdes lagos.





Epílogo

Esperando.
Avanza la espera como la arena al mar.
Estoy aquí para encontrarnos,
Para mecerte bajo el otoño.
Aún no sabes de lluvia,
Pero sí de pájaros y cometas.
Sabrás del frío y la soledad.
Estás a un metro de mí.
Te siento venir.
Espero.
Como el albañil, su muro hacia el sol;
Como las flores, su tumba para anidar.
Estoy lejos.
Pero, tú estás cerca.
Anidas en mi pecho
Desde que supe de tu viaje.
Recuerda que tu éxodo es mi retorno.
PalínFën, eres semilla,
Eres llanto,
Eres flecha hacia el futuro,
Eres estaca del pasado.
Tus ojos son el infinito,
Tus manos labriegas son mañana.
Eres una trova de mi canción.
Espero.
Me hundo en el sofá inestable,
Bajo el calor artificial de la medicina.
Llegarás a término,
Cual democracia en septiembre.
Vencerás lo adverso.
Muta hoy, PalínFën.
Muda tu ropa acuática y tu nombre.
Ven hacia el calor de la vida,
Baja del arrebol tinto de tu universo.
Llega pronto que te espero,
Como los frutos a las bocas,
Como víctima a su asesino.



Coda

PalínFën, ven conmigo.
Tu viaje de agua de volcanes
Y fuegos marinos
Llegó a término
DE TREINTA Y OCHO
Hoy comienzas otro andar.
Otros caminos, hijo mío, besarán tus pies.
Otros monstruos te acosarán,
Querrán besarte, comer tus sesos,
Besar tus manos.
Otros son los abismos profundos…
OTRAS LAS SONRISAS
Pero, esa es otra historia.
Tú la construyes.
Tú la cuentas, pequeña siembra de agosto.
La escribirás en el libro de Gabriel.
Esperaré, entonces, cual lector de amores
Como eriges la magia de tu vida
PalínFën:
Da paso a
GABRIEL SALVADOR!
Obrero del telar escrito,
Cantor de los arroyos,
Poema de nacimiento.



FIN